miércoles, 31 de marzo de 2010

Evaluación y autoevaluación (Ponencia D. Ángel Olid)

Quisiera, en esta entrada, dar a conocer algunas líneas o ideas que se transmitieron el pasado 17 de marzo en reunión de directores de zona CEP Alcalá de Guadaíra por parte del inspector D. Ángel Olid. El objeto principal de dicho encuentro era dar a conocer un modelo de autoevaluación docente encaminado a la mejora de la práctica educativa. Un interesante modelo que permite, no sólo saber en qué punto estamos (profesor, ciclo/departamento o centro), sino qué podríamos hacer para evolucionar y pasar al siguiente. Yo soy de los que piensa que para poder enseñar es necesario seguir aprendiendo cada día, y en esta ponencia, he de decir que aprendí mucho.
Además del citado modelo de autoevaluación, Ángel Olid expuso varias ideas muy interesantes para justificar la evaluación y autoevaluación. En las siguientes líneas os expongo una síntesis de ellas.

En primer lugar dos citas
  • “Aprendemos mediante la experiencia pero solamente cuando reflexionamos sobre lo que hacemos” (John Dewey). Queda reflejado lo importante que es enseñar a reflexionar, a pensar, a razonar...
  • “No hay nada más práctico que una buena teoría, ni nada tan teórico como una práctica bien fundamentada” (Kurt Lewin). Por eso insistimos tanto en que se pruebe todo lo que proponemos en el centro y todos participemos con nuestras opiniones.
A continuación, reflexiones sobre el aprendizaje

El aprendizaje es un proceso con ingredientes, se construye tras desempaquetar todo aquello que se nos transmite y luego volverlo a empaquetar, es decir, saberlo utilizar. Ha quedado demostrado que en la memoria se retiene la experiencia de construir el aprendizaje, no los contenidos. Una construcción del aprendizaje basada en la facilitación de herramientas para que el alumno sepa crear, evaluar y autoevaluarse, sintetizar... (Estas ideas conectan con mi concepción sobre el enfoque de la enseñanza a partir de las competencias).

Por todo lo anterior conectamos con dos concepciones sobre el estudio, dos acercamientos al aprendizaje:
  • Estudiar “por si acaso” (es aprender para almacenar, aprender por si tengo que utilizar...). Una visión más tradicional en la que se estudia sin encontrar sentido pero que, aquello que estudio, puede ser que tenga que utilizarlo alguna vez (un ejemplo claro está en la propia carrera).
  • Estudiar porque lo necesito y lo voy a utilizar. Es aprender para utilizar. Debe ser la forma en que debemos enfocar el proceso en Infantil y Primaria.

    Lo que se aprende en el colegio, los alumnos y alumnas, deben aplicarlo en la vida real. Debemos formar alumnos que sepan y que sepan utilizar (sintetizar, evaluar, crear...habilidades que deben desarrollar en clase).
Por último, la evaluación

Se establecen dos tipos de evaluación:
  • Calificadora. Se utiliza para clasificar, pero sobre todo para no defraudar expectativas de terceros. Por ejemplo, hay que calificar para cubrir expectativas del curso siguiente. Es una evaluación sumativa o social (por las implicaciones que tiene el calificar)
  • Pedagógica. Es la formativa (la hace el maestro) o formadora (el propio alumno). Es una evaluación para el aprendizaje, en la que se produce (o se debe producir si está bien hecha) retroalimentación y ayuda.
Como se pudo ver en uno de los gráficos que se presentaron; en infantil el 100% debe ser evaluación pedagógica (podría caber un 10% de la social); en Primaria el 20% será evaluación social, otro 20% pedagógica formadora (deben aprender a autoevaluarse), y el 60% pedagógica formativa.
Llegamos a la conclusión sobre cómo debe ser una evaluación para el aprendizaje
  • No es una parte al final (forma una parte intrínseca dentro del proceso de enseñanza/aprendizaje)
  • Hay que compartir criterios de evaluación con los alumnos (ya que ayuda a conocer los niveles de los que se parte, los involucra en su propia evaluación sin que haya reparos en que se autoevalúen al tratarse de la evaluación pedagógica, se produce retroalimentacíón...
  • Se asume que cada alumno puede mejorar
  • Se involucra a docentes y alumnos en la reflexión.
En definitiva, una sesión productiva que he querido exponer en este blog.

domingo, 7 de marzo de 2010

La evaluación (que llega a casa)

En anteriores entradas se hablado de la evaluación y de la forma en que, a mi modo de ver, se debe concebir. Estas perspectiva, que estaba centrada en el tratamiento desde el propio centro, debería llegar de la misma forma a los padres y madres del alumnado.

Se ha hablado de que la evaluación debe responder a criterios reales, no descontextualizados ni basados en contenidos aislados. Debemos evaluar en base a criterios de aprendizajes significativos donde se entrelazan conocimientos y habilidades generadoras de competencias básicas.

Pero todo ello debe ser comunicado al propio alumnado y, en el tema que nos ocupa, a los padres y madres. A casa no debe llegar la idea de que se evalúa teniendo en cuenta un control quincenal en el que se pone una calificación ya que, obviamente, el padre o madre hace su propia nota media y obtiene el hipotético resultado final de la evaluación.
Es conveniente que desde casa se entienda que evaluar es tener en cuenta todos aquellos indicadores que nos hemos propuesto desarrollar en cada una de las competencias. Cuando expongo nuestra experiencia en la evaluación por competencias, comento ejemplos que pueden servir para ilustrar lo citado: Un control de lengua, que no deja de ser una herramienta más de evaluación, lo corrijo indicando aspectos como expresión escrita, comprensión, ortografía, presentación, vocabulario, orden de lo que se quiere decir...siendo varias las anotaciones que escribo además de valorar la progresión global del alumno en concreto y todo ello sin poner nota numérica (algo que explico en la primera reunión de tutoría). Lo primero que hacen los niños es mirar si hay nota, sin tener en cuenta qué deben mejorar y en qué han progresado (algo que se puede conseguir poco a poco). Igualmente, cuando llegan a casa, los padres buscan la correspondiente nota sin atender a las anotaciones u observaciones, algo que realmente es lo esencial.

Otras veces nos hemos encontrado con reclamaciones (ojo, en Primaria) sobre si en tal o cual pregunta debemos ponerle un 0'25 más, un regular alto en vez de un regular...etc.

Esto que quiere decir:

Primero; que quizás no estemos transmitiendo bien a los padres qué es evaluar. En casa, desde mi punto de vista, no deben priorizar sobre la calificación numérica aislada, sino qué grado de adquisición va asimilando el hijo para aplicar un conjunto de habilidades y conocimientos que le sirvan en su desarrollo. Un siete, un cinco o un 4'25, no nos dice nada sobre la evaluación, sobre si es capaz de aplicar o no lo aprendido. Por ello, si vamos a poner una calificación, pienso que debe ir acompañada de una valoración de en qué debemos polarizar la atención en el alumnado y en qué evoluciona de forma positiva.

Segundo; que al final, por muy bien que estemos trabajando en el día a día por competencias, si no las tenemos en cuenta para evaluar, no tendrán sentido ni razón de ser.

Tercero; que habría que evitar que desde casa inculquen a los hijos que lo importante es aprobar (ya sea con un siete, seis o cinco) como si pasar temas fueran partidos de fútbol que suma puntos si lo ganas (aprobado) y se queda atrás si los pierdes (no se aprueba), sin ninguna conexión con el siguiente.

Sólo de esta forma tendrá éxito la evaluación (y promoción) basada en competencias: Tener claro unos
indicadores de evaluación para cada competencia y tenerlos en cuenta al evaluar, al informar y al establecer los resultados de dicha evaluación, ya que ésta no debe ser más que el punto y seguido en el proceso de enseñanza y aprendizaje.