sábado, 23 de diciembre de 2017

"¿HOLANDA YA SE VE?"

Con motivo de la Navidad vamos a escribir algo propio para estas fechas. Los villancicos tienen letras curiosas y, a veces, no le encontramos sentido a palabras o expresiones que en ellos se utilizan. En esta última semana de clase, podemos utilizarlo como recurso para trabajar la competencia lingüística y analizar qué decimos cuando cantamos, así también pasamos un rato bastante divertido por las múltiples circunstancias que se van dando.

Pues bien, uno de estos casos es el de "Ya vienen los Reyes Magos" y en clase surgió la pregunta de por qué al final de cada estribillo se habla de "Holanda". 




Olé, olé, Holanda, olé…Holanda ya se ve/ya se fue”. Siempre me he preguntado qué pinta Holanda en todo esto, un país que queda lejos de Belén y , ahora, apareció es duda en clase. Es difícil saberlo puesto que los villancicos se desarrollan de manera oral a través de la cultura y tradición popular, pueden surgir a partir de cancioneros populares de carácter pagano y se adaptan posteriormente. Buscando por diferentes fuentes, vemos varias hipótesis:
La estrella se llama “Olanda” (sin hache). Sin entrar en hipótesis sobre el origen en sí de de la Estrella que siguieron los tres Reyes Magos, se comenta que su nombre era “Estrella Olanda” (aunque en la letra del villancico se transcriba con “h” al relacionar el nombre con el del país). Los tres Reyes siguieron a la Estrella Olanda y es la que se ve o la que se aleja.
“Holy Land”. Tierra Santa en inglés es “Holy Land” y fonéticamente se parece a “Holanda”. Si los Reyes van a Belén, pues se dirigen a Tierra Santa (Holy Land). Adquiere su sentido en la letra si “se ve” pero no tanto si “ya se fue” (se irían los Reyes, no la zona a la que van).
Tercios de Flandes. Los villancicos forman parte de la cultura popular española y, por tanto, los podían cantar los soldados. Los Tercios de Flandes era el nombre del ejército español que se organizó para defender la monarquía española en los territorios de los Países Bajos (Flandes, Holanda)  a partir de 1516. Según cuentan, los Tercios de Flandes podrían haber adaptado la letra al ansiar llegar a Holanda.




Hasta aquí las diversas teorías. En otra ocasión podemos hablar sobre "beben y beben y vuelven a beber" y lo curioso que resultaría en clase ver cómo respiran los peces y cómo se diferencia el agua que "beben" los peces según sean de mar o de río.

Feliz Navidad

martes, 31 de octubre de 2017

¿PARA QUÉ VENIMOS AL COLE?

Edito una entrada antigua sobre el sentido de "ir al cole". Y lo hago tras ver cómo, a veces, existe la idea que los niños y niñas van al cole a corregir los deberes de casa. Padres y madres podemos tener la preocupación de que si no se lleva bien hecha la tarea, en clase se le va a "poner mala nota". La idea de la tarea en casa debe ser progresiva y para crear autonomía y responsabilidad (cada centro puede tener su proyecto cómo hacerlo), tratando la información y viendo dónde puede haber dudas para preguntarla en clase al día siguiente. Esta es la verdadera formación.

La función de padres y madres debe ser de guía en razonamiento, de organizador, de ayuda para anotar dudas... y siempre respetando tiempos (el exceso no provoca aprendizaje), momentos de juego y de descanso.

Una "obsesión" por llevarlo bien, en ocasiones, hace que les borremos a los niños lo que escriben o que creemos un clima de crispación que no ayuda al niño o niña a darse cuenta de su error, a razonar... o lo más importante, a acostumbrarse a preguntar en clase que es donde verdaderamente va a aprender (se conoce mejor la metodología a utilizar, las progresiones, las adaptaciones...).

Como maestro, lo que más valoro es cuando un alumno me pregunta algo que no entiende (y todos son capaces de hacerlo si le creamos la necesaria confianza y el clima adecuado)




Por eso, y aunque parezca de Perogrullo, es necesario saber PARA QUÉ VENIMOS AL COLE:
En primer lugar, “venimos a aprender”.  El protagonista de todo es el alumno, no el maestro; por tanto, el objetivo principal no es enseñar, sino que el alumno aprenda (con lo que conlleva en cuanto a metodología, objetivos, evaluación…). Debemos fomentar el aprendizaje, detectar errores o dudas. No se trata de ser "auditores de aprendizajes" (frase de Ángel Olid, antiguo inspector de Educación)  o de deberes de casa sino de favorecer que el alumno se involucre en su proceso.

“Venimos a hacer, a crear”. El alumno no entra en clase a recibir una clase expositiva en la que no haya diálogo, participación, investigación, análisis, cooperación, aplicación…etc. Hay que utilizar metodología activa en la que alumno se sienta involucrado, teniéndose en cuenta un aprendizaje activo.

“Venimos a conocer, a encontrar sentido y utilidad” a todo lo que se aprende, a comprender y conocer. El objetivo no es repetir utilizando una memoria rígida sin saber qué se está diciendo o sin entender.  La escuela debe preparar para ser personas, no para la propia escuela. Los aprendizajes habrán de medirse, utilizando una memoria de carácter flexible, por lo que el alumno es capaz de hacer, aplicar o experimentar, no por lo que es capaz de almacenar.

No se trata de eludir los conocimientos sino darles un carácter de utilidad.

“Venimos a equivocarnos”. Si el objetivo principal es el que el alumno aprenda lo normal es que se equivoque, por lo que deben perder el miedo al error. Se debe ofrecer retroalimentación al alumno. El colegio no debe ser el lugar donde se pone una calificación a todo lo que se hace; hay que orientar, guiar, formar, fomentar la autoevaluación, autorregulación… Todo ello diseñando actividades adecuadas y una evaluación justa y de carácter formativo

“Venimos a ser responsables”. Desarrollar la responsabilidad como parte importante de la autonomía, que permita al alumno aprender a aprender. Formación que tome el estudiar para aprender y no para aprobar. A que el esfuerzo sea premiado. Esencial que es que se ofrezcan pautas de programación de tareas en casa, sabiendo que a estas edades es muy importante el tiempo dedicado al juego y al ocio.

“Venimos a convivir, a ser”. Relacionarse con el resto de personas. Aceptar normas diseñadas para el respeto extrapolables a la vida en sociedad. Si se fomenta el respeto y trabajo en grupo en el colegio, tendremos personas que sepan vivir en sociedad.

En definitiva, venimos a desarrollar un pensamiento crítico, a ser personas



viernes, 30 de junio de 2017

LA ZANAHORIA, EL HUEVO Y EL CAFÉ

Aunque este blog tiene entradas relacionadas con la Educación, hay artículos que bien pueden aplicarse a diferentes ámbitos y contextos de la vida diaria. En este caso, todo cambio o innovación tendente a la mejora de la práctica educativa supone un reto importante con muchas dificultades que hay que ir superando.

El siguiente cuento es una historia que bien puede aplicarse a este contexto o, como ya he comentado, a cualquier otra situación personal. Mi experiencia ha sido el utilizarlo en uno de los cursos de formación sobre competencias clave en educación; teniendo la suerte de compartir ponencia con José Antonio Gil Vega que fue la persona que hizo llegar esta inspiradora historia a todos los asistentes.


Érase una vez la hija de un viejo hortelano que se quejaba constantemente sobre su vida y sobre lo difícil que le resultaba ir avanzando. Estaba cansada de luchar y no tenía ganas de nada; cuando un problema se solucionaba otro nuevo aparecía y eso le hacía resignarse y sentirse vencida.

El hortelano le pidió a su hija que se acercara a la cocina de su cabaña y que tomara asiento. Después, llenó tres recipientes con agua y los colocó sobre fuego. Cuando el agua comenzó a hervir colocó en un recipiente una zanahoria, en otro un huevo y en el último vertió unos granos de café. Los dejó hervir sin decir palabra mientras su hija esperaba impacientemente sin comprender qué era lo que su padre hacía. A los veinte minutos el padre apagó el fuego. Sacó las zanahorias y las colocó en un tazón. Sacó los huevos y los colocó en otro plato. Finalmente, coló el café.

Miró a su hija y le dijo: "¿Qué ves?”. "Zanahorias, huevos y café", fue su respuesta. La hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias. Ella lo hizo y notó que estaban blandas. Luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera. Le quitó la cáscara y observó el huevo duro. Luego le pidió que probara el café. Ella sonrió mientras disfrutaba de su dulce aroma. Humildemente la hija preguntó: "¿Qué significa esto, papá?"

Él le explicó que los tres elementos habían enfrentado la misma adversidad: agua hirviendo. Pero habían reaccionado en forma muy diferente. La zanahoria llegó al agua fuerte, dura; pero después de pasar por el agua hirviendo se había vuelto débil, fácil de deshacer. El huevo había llegado al agua frágil, su cáscara fina protegía su interior líquido; pero después de estar en agua hirviendo, su interior se había endurecido. El café sin embargo era único; después de estar en agua hirviendo, había cambiado el agua.




"¿Cual eres tú?", le preguntó a su hija. "Cuando la adversidad llama a tu puerta, ¿Cómo respondes? ¿Eres una zanahoria que parece fuerte pero que cuando la adversidad y el dolor te tocan, te vuelves débil y pierdes tu fortaleza? ¿Eres un huevo, que comienza con un corazón maleable? ¿Poseías un espíritu fluido, pero después de una muerte, una separación, o un despido, te has vuelto dura y rígida? Por fuera eres igual pero, ¿cómo te has transformado por dentro?

¿O eres como el café? El café cambia el agua, el elemento que le causa dolor. Cuando el agua llega al punto de ebullición el café alcanza su mejor sabor. Si eres como el grano de café, cuando las cosas se ponen peor tú reaccionas mejor y haces que las cosas a tu alrededor mejoren.

Y tú, ¿Cuál de los tres eres?


martes, 18 de abril de 2017

EN EL AULA...¡HABLA!

Sirva esta breve entrada como complemento a la de expresión oral y a la de metodología cooperativa. Se pretende dar importancia a que el alumnado hable en clase; y lo haga como parte importante de su aprendizaje, tomando un papel activo que le permita desarrollar su autonomía, su responsabilidad, su capacidad de aprender a aprender.

Tradicionalmente se ha tomado el aula como espacio (y momento) de exposición por parte del docente para después realizar ejercicios (no actividades o tareas). Una metodología más activa fomenta la retroalimentación y, por tanto, la participación de cada niño o niña.

Perder el "miedo" a preguntar, a exponer, a tratar la información, a equivocarse... facilita la implicación del alumnado. Todo ello potenciando las destrezas lingüísticas y el razonamiento como ejes de la propia evolución en el proceso de aprendizaje.


lunes, 9 de enero de 2017

LAS COMPETENCIAS EN LA NORMATIVA

El enfoque competencial de la enseñanza viene dado ya en el año 2006 con la implantación de la LOE, así como en el RD 1513/2006 de 7 de diciembre. Andalucía lo concreta en el 2007 (Artículo 6.2 del Decreto 230 de 31 de julio). Actualmente, la ya conocida LOMCE, el Decreto 97/2015 de 3 de marzo y la Orden de 17 de marzo de 2015 desarrollan las competencias clave en el ámbito educativo.

Más de una década de aplicación de las competencias y todavía son muchas las dudas que aparecen. En un primer momento debido a que por una parte estaba todo el desarrollo curricular y, al final, aparecían las competencias con las que debíamos evaluar. Sería el propio centro el que debía diseñar un proyecto en el que se incluyeran indicadores para llevarlas a cabo. 

Quizás porque había un desconocimiento en este sentido, de manera general no se desarrollaron proyectos que tuvieran en cuenta dichas competencias y es entonces cuando, con la LOMCE, en Andalucía se desarrollan los indicadores de evaluación. Cuyo cometido, con más o menos acierto, es diseñar actividades y evaluación de acuerdo a una metodología competencial. Sea o no esto así, en un artículo anterior expongo una propuesta de tratamiento de indicadores para huir de una "educación estandarizada".

El sentido de este artículo es dar una visión de cómo la actual normativa educativa trata las competencias y dar respuesta a muchos de los obstáculos que se argumentan cuando hay reticencias o dificultades para incluirlas en el día a día.